Los rituales de la Victoria

A medida que la guerra se alargaba y giraba favorablemente del lado de los sublevados, se fue afinando y fijando un nuevo calendario político que se caracterizaría, de entrada, por la supresión de las fiestas políticas republicanas (14 de abril y 1 de mayo). Comenzaba una nueva era y, en consecuencia, unas nuevas fechas a celebrar.

Un decreto de julio de 1937 declaraba el 18 de julio Día del Alzamiento Nacional, «fecha en que España se alzó unánimemente en defensa de su fe, contra la tiranía comunista y contra la encubierta desmembración de su solar».

Después vendrían otras fiestas fundamentales: el 1 de octubre se instituyó el Día del Caudillo, para agradecer al Generalísimo su «buena obra» por España y el 19 de abril, Fiesta de la Unificación, para recordar la fecha de la unificación de la mayoría de elementos conspiradores bajo un único paraguas, el de Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, es decir, F.E.T. y de las J.O.N.S.

La mezcla político-religiosa-ideológica hizo un salto cualitativo insuperable con el 12 de octubre. La confluencia de la festividad de la Virgen del Pilar y el descubrimiento de América desembocó en el Día de la Raza o Día de la Hispanidad.

El calendario se fue completando con fiestas y conmemoraciones de rango inferior, complementarias y de carácter más simbólico: el Día de los Mártires de la Tradición; el Día del Estudiante Caído y el Día de José Antonio o Día de Luto Nacional. Naturalmente, a todo ello se añadió el Día de la Liberación correspondiente a cada localidad. En el caso de Barcelona, el 26 de enero.

Los Caídos por Dios y por la Patria gozaron de una notable presencia en el calendario franquista y en los espacios públicos de la ciudad (monumentos, placas, pintadas en el muro de la catedral, etc.). Bajo esta denominación genérica, se podían incluir los Mártires de la Tradición, de origen tradicionalista (10 de marzo); el Día del Estudiante Caído, dedicado a Matías Montero (muerto en Madrid en una trifulca de calle, el año 1934); después vendría el genérico Día de los Caídos; y el calendario culminaba con el 20 de noviembre, el Día de José Antonio, que recordaba el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera en Alicante, el 20 de noviembre de 1936.

Misa de campaña celebrada en el marco del Día de la Liberación en la confluencia de la Diagonal con el Paseo de Gràcia, bautizada con el nombre de Plaza de la Victoria. De izquierda a derecha, el capitán general interino, Fernando Moreno Calderón; el gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, Antonio Correa Véglison; el presidente de la Diputación Provincial, Antonio Simarro; y el alcalde de Barcelona, Miguel Mateu i Pla. Pérez de Rozas. 26 de enero de 1943 (AFB)
Celebración del Día de la Liberación del 26 de enero de 1944 en Barcelona. Presidiendo el acto, de izquierda a derecha, el presidente de la Diputación, Lluís Argemí; el gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, Antonio Correa Véglison; el capitán general, José Moscardó; el obispo de la Diócesis, Dr. Modrego; y el alcalde de Barcelona, Miguel Mateu i Pla. Pérez de Rozas (AFB)
Festival folklórico celebrado en el Pueblo Español de Barcelona con motivo de las Fiestas de la Victoria. Pérez de Rozas. 21 de mayo de 1939 (AFB)
Invitación personal para asistir al desfile militar del Día de la Victoria. 1 de abril de 1944 (AMCB B101 Actes protocol•laris, exp. 11 de 1944)
Celebración de la misa de campaña durante las fiestas del Día de la Hispanidad delante del monumento de Colón. Pérez de Rozas. 12 de octubre de 1941 (AFB)
Invitación al acto tradicional de ofrenda de coronas delante del monumento de Colón que anualmente se celebraba el 12 de octubre, Día de la Hispanidad. 1943 (AMCB B101 Actes protocol•laris, exp. 34 de 1943)
Altar a los Caídos erigido en la Universidad de Barcelona con motivo de la celebración del Día de los Caídos. Pérez de Rozas. 29 de octubre de 1943 (AFB)
Misa de campaña y acto de homenaje en memoria de los mártires caídos al servicio del régimen franquista celebrado en el castillo de Montjuïc. Pérez de Rozas. 16 de abril de 1939 (AFB)
Vista general de los asistentes a la misa de campaña en memoria de los mártires caídos al servicio del régimen franquista celebrado en el castillo de Montjuïc. Pérez de Rozas. 16 de abril de 1939 (AFB)
Ofrenda floral ante la inscripción «José Antonio Primo de Rivera y demás caídos por Dios y por España» en la fachada lateral de la Catedral de Barcelona, el Día de José Antonio. Pérez de Rozas. 20 de noviembre de 1939 (AFB)
Acto de celebración del Día de José Antonio. El capitán general Luis Orgaz, acompañado de las autoridades militares y de la jerarquía falangista, le rinde homenaje brazo en alto. Pérez de Rozas. 20 de noviembre de 1939 (AFB)
«Dignamente y con la austeridad propia de las conmemoraciones de la grandeza nacional, asocióse nuestra ciudad al piadoso aniversario de la sombría fecha en que la preciosa vida de José Antonio nos fue arrebatada por las fuerzas ocultas del mal. Pero su presencia permanece y la meta que su genio se propuso alcanzar, será una bella realidad por la virtud de su diáfano ejemplo y por el ímpetu incontenible de todos los españoles»
«El desvelo de nuestros corazones», Diario de Barcelona, 21 noviembre 1942
Celebración de la Fiesta de la Exaltación del Trabajo, que cada año reunía una gran concentración de enlaces sindicales del Movimiento en el marco del Día del Alzamiento Nacional. Pérez de Rozas. 18 de julio de 1944 (AFB)
Acto de reconocimiento a los excombatientes celebrado en el Teatro Price con motivo de la Fiesta de la Exaltación del Trabajo. Pérez de Rozas. 18 de julio de 1944 (AFB)
Celebración del Día del Estudiante Caído y conmemoración del IXº aniversario de la fundación del Sindicato Español Universitario en el patio de la Facultad de Letras de la Universidad de Barcelona. Pérez de Rozas. 1 de diciembre de 1944 (AFB)
«Después de la misa hemos ido a clase. La primera ha sido de Latín con el profesor Dr. Mariano Bassols de Climent. Éramos todos, quizá unos ciento cincuenta, en una aula escalonada. El profesor ha hablado de pie y con una libreta en la mano con un castellano forzado. Al inicio ha habido los gritos obligatorios y nuestra obligatoria respuesta, en la que predominaban las voces femeninas. Ha avisado a todo el mundo, con un tono entre autoritario y solemne, que había dos asientos vacíos delante de todo reservados a la memoria del estudiante caído...»
Joan Triadú, Dies de memòria, 1938-1940. Diari d’un mestre adolescent. Barcelona: Pòrtic, 2001, p. 133