Barcelona y la División Azul
Cuando, el 22 de junio de 1941, las tropas alemanas cruzaron la frontera entre la Polonia ocupada por los nazis y la que había quedado bajo control soviético el septiembre de 1939, todos los europeos pronazis o simplemente progermánicos, entendieron que había llegado la hora culminante de la guerra: la destrucción de la Rusia bolchevique y la implantación del nuevo orden continental. La España franquista también quiso participar en el futuro reparto del botín y organizó la División Azul, un colectivo de voluntarios falangistas y franquistas, bajo mando militar, que irían a luchar al frente del Este, al lado de otros europeos anticomunistas.
El Ayuntamiento de Barcelona se abocó con entusiasmo a colaborar en esta misión europea: organizó la recogida de comida y se encargó de preparar un envío de víveres como obsequio de Navidad. La campaña municipal se concretó en 834 cajas individuales a 80,67 ptas. cada una, que contenían: turrones, mermelada, aceitunas rellenas de anchoas, pasas, higos, una botella de Anís del Mono, una botella de vino blanco y otra de vino tinto, entre otras cosas. Todo era poco para celebrar la nueva hora europea anticomunista, la gran cruzada continental contra el bolchevismo, y todo el mundo, incluso la Barcelona franquista, tenía que estar presente.
A cambio de los lotes navideños, los voluntarios enviaron cartas y postales de agradecimiento al alcalde Miguel Mateu, llenas de dibujos y comentarios entusiastas sobre la recepción de los obsequios y sobre cómo iba la campaña.





