Una enseñanza para adoctrinar y españolizar
Históricamente, la Enseñanza había sido uno de los emblemas de la gestión municipal y, a partir de 1939, lo continuó siendo, pero en unas circunstancias radicalmente diferentes y contrarias al espíritu pedagógico y educativo que había marcado a los equipos gestores de antes de la guerra.
El año 1940, el Ayuntamiento era el responsable de la educación infantil; de las escuelas especiales, con la construcción de la escuela 26 de Enero y la recuperación de la Escuela Vilajoana; de las escuelas al aire libre y de las escuelas de educación complementaria para adultos, tanto las de artes y oficios, como las de formación doméstica, que formaba a las chicas en aquellas tareas imprescindibles para mantener «la vocación femenina para las diversas labores del decorado del hogar, encajes de bolillos, bordado, ganchillo, etc. harto decaídas en la actualidad». A pesar de la propaganda oficial, la falta de recursos económicos y las prioridades de la política cultural municipal dificultaban las actividades escolares de estas instituciones.
Por otra parte, la escuela primaria, después de la depuración sistemática de sus profesionales y el readoctrinamiento obligatorio de los Cursos de Orientación del Magisterio, se convirtió en un instrumento imprescindible de la dictadura para intentar introducir políticas de españolización y propaganda franquista en los primeros años de la educación de los niños y niñas de la ciudad.







