En septiembre de 1939 empezó la guerra entre Francia y Alemania y Fín y Vilató se vieron obligados a volver a España. Tras varios años de servicio militar obligatorio y punitivo, Fín y Vilató se reunieron en Barcelona con su amigo del frente Francesc Melich, ya iniciado en el oficio de la impresión, y lo convencieron para abrir juntos un taller de grabado. El taller, en el que los hermanos compartían con otros artistas su pasión por la talla dulce, acabó convirtiéndose en una referencia en Barcelona. Fín realizaría allí una de sus series más importantes: Los Mathxullamas, que representa un universo personal muy rico y cuyo nombre, o más bien el sentido del mismo, así como su cosmogonía le pertenecen solo a él, tal como sucederá más tarde con El Fafarreo.