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Picasso, guerra y paz
- Fecha Del 25 de mayo al 26 de septiembre de 2004
La exposición Picasso: Guerra y Paz recoge aquellos momentos, entre finales de los años treinta y principios de los sesenta, en los que Pablo Picasso se hace eco en su obra de su horror por los estragos que causan las guerras, que se pone de manifiesto especialmente a partir de los años de la Guerra Civil española, con el encargo que le hace el gobierno de la República de la realización de la pintura Guernica para el Pabellón español de la Exposición Internacional de París en 1937 y todas las obras que giran en torno a ella, que se han erigido en emblema del sufrimiento humano.
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A partir de Guernica se pone de manifiesto en sus obras una nueva simbología en la representación humana, concretamente en la caracterización de Marie-Thérèse Walter y de Dora Maar, protagonistas en la vida y en la obra del artista durante estos años, que asumen identidades contrapuestas y muy vinculadas a las posiciones de Picasso frente a la guerra y la paz.
Durante la Segunda Guerra Mundial, entre 1943 y 1944, Picasso pinta una serie de naturalezas muertas en las que a través de la presencia de cráneos exorciza la tristeza y pesimismo de estos años de guerra, marcados por la muerte de amigos y allegados y por la aparición de un mundo cruel y violento, en el que las premisas que conocía y comprendía se están desmoronando.
En este periodo, Picasso también realiza la escultura L'homme au mouton (El hombre del cordero), 1943, encarnación del Buen Pastor cristiano y reminiscencia de la tradición mediterránea, así como una cincuentena de dibujos sobre este tema, que supone una larga reflexión en torno al poder del arte frente al terror que nos remite por su humanismo al contexto de la guerra, en la que el cordero encarna a la víctima y el pastor se erige en paladín de la paz y de la tolerancia.
Finalizada la guerra, en el verano de 1946, se instala con Françoise Gilot en Antibes e inicia una serie de bodegones en los que los protagonistas de la fauna mediterránea alumbran una felicidad y un sosiego nuevos que dotan a estas obras de un elemento mágico. Faunos, centauros, ninfas y sátiros aparecen en las obras de este periodo.
El fotógrafo Michel Sima le regala una lechuza, símbolo de Antibes y de la diosa Palas Atenea, que el artista incorpora a varios bodegones, en los que aparece posada encima de una silla, y que será uno de los elementos que aunará, como lo hace la diosa Palas Atenea, la sabiduría y la victoria de la paz sobre la guerra.
Su adhesión al partido comunista francés en octubre de 1944 marca una intensa actividad en favor de una decidida defensa en pro de la libertad y de la paz, que queda plasmada en su obra de este momento y que adquiere una dimensión definitiva con su participación en los Congresos de la Paz de 1948 en Wroclaw, el de 1949 en París y el de 1950 en Londres, en los que sus dibujos y litografías de palomas se convierten en emblema de la paz mundial.
Además de su participación ya mencionada en los Congresos de la Paz, Picasso emprende en 1945 la realización de los grandes paneles titulados La Guerra y La Paz, que en 1954 serán instalados en la capilla del castillo de Vallauris y que tienen un extenso trabajo preparatorio.
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Magnelli. Entre el cubismo y el futurismo
- Fecha Del 28 de octubre del 2004 al 3 de febrero de 2005
Más de 80 obras entre pinturas, esculturas, dibujos y documentos del artista Alberto Magnelli (Florencia, 1888 - Meudon, 1971), procedentes de colecciones públicas y privadas de todo el mundo.
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Procedente del Museo Picasso de Antibes y comisariada por su conservador jefe, Jean-Louis Andral y por Daniel Abadie, asesor de la Directora de los Musées de France, la exposición Magnelli, entre el cubismo y el futurismo reunirá más de 80 obras entre pinturas, esculturas, dibujos y documentos del artista Alberto Magnelli (Florencia, 1888 - Meudon, 1971), procedentes de colecciones públicas y privadas de todo el mundo, que ilustran un periodo importante en la producción de este artista, el que va de 1914 a 1918, marcado, por un lado, por su contacto con los futuristas italianos y, por otro, por el inicio de su relación con Picasso y con el cubismo. Autodidacta, formado con la pintura de Masaccio, Uccello, Giotto o Piero della Francesca, Magnelli inició sus contactos con los círculos futuristas italianos en 1913. Un año más tarde, gracias a la intervención de Apollinaire, conoció a Picasso en París. Este encuentro marcó profundamente su trayectoria artística hasta el año 1918, llevándole a crear una pintura singular, entre el cubismo y el futurismo, que lo convirtió en uno de los precursores del arte contemporáneo. La serie de les Explosiones líricas que realizó el año 1918 es el ejemplo más destacado. Magnelli rechazaba el término abstracto y prefería hablar de la pintura inventada.